Para todos los padres...; espero que sea de utilidad.
Mil GRACIAS POR SEGUIRME ( en un día ya somos 70 )
Ese pequeño angelito que no alcanza el metro de
estatura y sonríe pícaramente, puede llevar a su madre a una crisis de angustia,
basta con que cierre la boca y se niegue a comer. Este enfrentamiento madre-hijo
llega a crear en el niño un fuerte sentimiento de rechazo a la comida, al
añadir un factor psicológico al hecho meramente nutritivo de comer.
Generalmente, la
causa principal del no rotundo ante el plato de comida reside en la cabeza
del niño y no en una disfunción de su aparato digestivo. Hay que recordar que
el hombre no come movido sólo por instintos, sino que es un ser eminentemente
social desde sus edades más tempranas. Las circunstancias psicológicas que
rodean la hora de la alimentación inciden directamente en la actitud del
niño.
Tampoco falta, de
todas maneras, un cierto componente orgánico referido a los mecanismos que
regulan íntimamente el proceso de la alimentación en el ser humano.
LUCHAS Y COMIDAS
Uno de los espectáculos más dramáticos ”a veces, simplemente cómico” que puede contemplarse en muchos hogares es la hora de almuerzo. Alrededor del niño encontramos a la madre, al padre, otros familiares y hasta personas de la vecindad, presas de gran desesperación. Avioncitos, mariposas, pájaros para distraerlo y hacerlo abrir la boca; muestras de cariño, amenazas, halagos, promesas, se utilizan para convencerlo. Esta escena, exagerada y cómica, se repite un día y el otro también, con lo que la angustia familiar va en aumento, llevando a los padres a la consulta del pediatra con una amarga queja: “este niño no come nada” .
Sin embargo, si ese
niño se desenvuelve durante el resto del día con absoluta normalidad y es una
criatura alegre, quizá algo nerviosa, que juega, corre, salta y se mueve sin
descanso, el médico no creerá que “se alimente del aire”. Por el contrario,
advertirá que más que no comer ese pequeño tiene malos hábitos alimenticios.
Pero hay un motivo
todavía más frecuente para esas escenas conflictivas alrededor de la mesa.
Todo niño busca para sí la atención exclusiva de la madre.
Poco a poco el niño
se da cuenta de que para su madre el momento de la comida es especial y va a
encontrar en él una oportunidad de “esclavizarla”. No hay que darle ninguna
connotación intencional: éste es un proceso en gran parte inconsciente por el
que, de un modo u otro, pasan todos los niños. El niño descubre que durante
un rato, a veces muy prolongado, su madre vive exclusivamente para él y,
encima, otras personas le dedican también una atención preferente: es el gran
hallazgo.
BUENAS RECETAS
1. Crea un ambiente agradable. Evita que la hora de comidas se convierta en algo negativo: gritos… No alargar el período de las comidas ni convertirlo en un forcejeo: 30 ó 45 minutos son suficientes. Transcurrido este tiempo, es mejor retirar el plato sin más comentarios. - Quitar importancia al acto de la comida, dejándole muy claro que no están dispuestos a dedicarle más atención que la imprescindible para observar, de reojo, que no se atragante.
2. Cambia su percepción de la cantidad de comida. Sirve a
tu hijo la cantidad de comida que necesita en función de su edad en el plato
más grande. De este modo, percibirá que hay poca cantidad de comida dentro de
su plato.
3. Fomenta
su autonomía. Puede motivarle poner la mesa, dejar que él mismo
se sirva y que decida y tenga autonomía sobre sus gustos alimenticios. .
4. Enséñale
a comer en familia. Siempre que puedas
permítele que coma en
familia para que se apropie de los hábitos alimenticios de los
adultos, asimilando la conducta y los modelos de la familia. Intentar,
siempre que sea posible, hacer coincidir los horarios de sus comidas con los
de los mayores. Comer todos juntos abre el apetito y desvía la atención de
los adultos sobre el niño.
5. Fomenta
la alimentación equilibrada. Escoger el menú
puede influir en el éxito o en el fracaso de su alimentación. El éxito
significa que el niño debe probar una variada cantidad de alimentos
saludables para ir acostumbrando su paladar a distintos sabores. - Nunca
sustituir un plato que rechaza por otro cuyo sabor le agrade mucho más. Los
niños tienen que comer de todo. Poco o mucho, pero variado
6. Evita
complacencias y exquisiteces. La hora de la
comida tiene un lugar, un tiempo y un fin claro y necesario. Hay
que vigilar que el niño no coma entre horas. A veces son los mismos padres u
otros familiares quienes les dan de estos alimentos creyendo así compensar lo
que no tomaron antes, con lo cual el problema tiende a perpetuarse.
7. Ofrécele sólo lo que necesita. No
pretendas que el niño coma la misma cantidad de alimento que vosotros. Deje
que él decida y coma la cantidad de comida que necesita para satisfacer su
hambre y desarrollar de forma sana sus gustos
A los pocos
días comprobaremos que el niño regulariza sus comidas. No consiste pues, en
amenazas ni en promesas de regalo, sino en conseguir que la ingestión de
calorías se haga de forma regular. Y, por otro lado, en separar el acto de
comer de toda connotación angustiosa.
Animo a todas las
mamás…
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario